El comercio internacional permite a un país especializarse en la producción de los bienes que fabrica de forma más eficiente y con costos menores. El comercio también permite a un Estado consumir más de lo que podría si produjese en condiciones de autarquía. Además, el comercio internacional aumenta el mercado potencial de los bienes que produce una determinada economía, y caracteriza las relaciones entre países, permitiendo medir la fortaleza de sus respectivas economías.
Historia y Evolución
Los orígenes del comercio se remontan a finales del Neolítico, cuando se descubrió la agricultura. Al principio, la agricultura que se practicaba era una agricultura de subsistencia, donde las cosechas obtenidas eran las justas para la población dedicada a los asuntos agrícolas. Sin embargo, a medida que iban incorporándose nuevos desarrollos tecnológicos al día a día de los agricultores, como por ejemplo la fuerza animal, o el uso de diferentes herramientas, las cosechas obtenidas eran cada vez mayores. Así llegó el momento adecuado para el nacimiento del comercio, favorecido por dos factores:
• Las cosechas obtenidas eran mayores que la necesaria para la subsistencia de la comunidad.
• Ya no era necesario que toda la comunidad se dedicara a la agricultura, por lo tanto parte de la población empezó a especializarse en otros asuntos, como la alfarería o la siderurgia.
Por lo tanto, los excedentes de las cosechas empezaron a intercambiarse con otros objetos en los que otras comunidades estaban especializadas. Normalmente estos objetos eran elementos para la defensa de la comunidad (armas), depósitos para poder transportar o almacenar...
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